-->
No
se me ocurre mejor reinauguración de este blog que el extracto del
prólogo de Ginebra,
de Rosa Regàs que al final encontrareis.
Me
siento plenamente identificada con Rosa, desde que leí su texto he
conseguido denominarme a mi misma con adjetivos como multidimensional
e incluso transversal, me interesan muchas cosas
dispares entre sí, no me interesa en absoluto los ascensos
unidimensionales en una empresa, me aburre sólo pensarlo.
Nunca
tuve una vocación clara, de pequeña quería ser “picadora de
bonobús” una vez perdió para mi la curiosidad la maquinita del
autobús cambié de puesto, y quise ser profesora de judo, después
física, adoraba a Einstein y ese mundo entre agujeros negros y
nebulosas que me sigue fascinando, después la física se me hizo
demasiado etérea, y con 15 años devoré todo tipo de libros de
conciencia crítica o reflexiva desde El Manifiesto Comunista a
Herman Hesse pasando por Nietzsche o Lorca y decidí ser trabajadora
social para crear una sociedad más igualitaria. Finalmente estudié
Turismo…una idiotez por mi parte, carrera tremendamente aburrida
por otro lado, sin chispa ninguna, nada tenia que ver con ser viajero
que era lo que yo quería ser, allí sólo nos enseñaban a gestionar
y ¡a quien le importa como gestionar si lo que quiere es ser libre
para recorrer el mundo!.
Ahora
con 34 años quiero ser viajera incansable, docente, psicóloga,
montar una Escuela Summerhill en Moratalaz donde David sea el
profesor de percusión, trabajar en proyectos sociales en el África
Negra, montar una exposición de fotografías de David, viajar juntos
yo como antropóloga y él como fotógrafo… quizás nada se lleve a
cabo o sólo una pequeña parte, sólo soñarlo merece la pena.
Aquí
el texto:
La
vida es demasiado corta para hacer todas las cosas que a uno se le
ocurren y el tiempo pasa demasiado deprisa para poder construir con
una cierta consistencia las distintas imágenes que nos gustaría
atribuirnos y las biografías que quisiéramos protagonizar. Así,
aún queriéndolo, nos damos cuenta de que es difícil ser en una
sola vida estudiante en una universidad norteamericana, madre de
varios hijos joven y feliz en la ciudad en que nacimos, antropóloga
en activo que viaja por el mundo y mujer que trabaja y vive sola en
una ciudad centroeuropea, por no citar más que las situaciones que
se refieren al lugar de residencia.
Para
contrarrestar un poco tanta dificultad, las personas que así
sentimos tenemos tendencia a coger al vuelo las oportunidades o
sugerencias que nos permitan variar el camino que tenemos delante.
Quizás nuestros objetivos no son tan sólidos como los llamados
“vocacionales”, pero en cambio sí son más numerosos. Nos gusta
trabajar en cosas dispares y aprovechamos cualquier ocasión para
conocer por dentro otros ambientes y otros mundos profesionales. En
general, ésta es una faceta poco prestigiosa y aún menos propicia a
la promoción y al ascenso en el mundo unidimensional en el que nos
movemos, y las opiniones más extendidas nos tachan de poco
constantes porque tenemos varias cosas entre manos al mismo tiempo,
de indisciplinados porque adquirimos pronto la facultad de no
someternos a un reglamento único, y de poco profundos porque nos
entregamos en cuerpo y alma a más de un trabajo, lugar de
residencia, religión, ideología o persona a la vez.
Es
muy posible que no hagamos carrera, porque nuestra ambición es de
otro orden, pero en contrapartida somos personas en general
disponibles, abiertas al imprevisto y que con los años desarrollamos
una serie de recursos que mitigan o borran los miedos a la
incertidumbre, al fracaso y al vacío.
Curiosamente,
a las personas así las oportunidades no nos faltan, y no porque las
busquemos o porque tengamos más suerte que otros, sino porque
estamos alerta y la imaginación se nos pone en marcha a la vista de
un anuncio que pide técnicos en Uganda, maestros en Brasil o
granjeros en Australia, y aunque la mayoría de las veces nos es
imposible acudir, otras en cambio encontramos el modo de dejar
nuestro quehacer habitual en buenas manos el tiempo suficiente. Y,
porque estamos convencidos de que únicamente la capacidad de cambio
permite subsistir, sin más nos vamos.
Yo
llegué a Ginebra porque...
Este
blog tiene la misma visión multidimensional que yo tengo de la vida,
encontrareis temas relacionados con la fotografía, sociedad, viajes,
proyectos personales de personas maravillosas que son capaces de
cambiar su rumbo, psicología, el apasionante mundo del
psicoanálisis, cooperación internacional, educación…
4 comentarios:
No había oído esta palabra antes, y me encanta esta palabra!
Define a las personas con ambiciones (que no ambiciosas) que las cosas les van bien en la vida por las ganas que le echan, independientemente por lo que digan los demás.
Felicidades por estas mil iniciativas Anuka!
Me encanta, y quizás tengas razón Anuka, no sabía que erámos multidimensionales.....si esto quiere decir que "bebemos la vida" a sorbos, disfrutando cada de uno, que hacemos lo que haga falta, cuando sea necesario, y siempre, o casi siempre, somos felices, porque sabemos que somos unos privilegiados de los pocos en el mundo que han podido escoger....
Sí, me sumo al mundo de los multidimensionales...
¡Enhorabuena por tu blog!....creo que va a gustarme mucho y te animo a seguir escribiendo,
Gracias chicas por inaugurar el blog!!
Me alegro mucho que además, os guste!
Está bien saber que lo que en ocasiones parece en realidad un futuro "incierto", tiene un nombre un poco más correcto...
Pero... cuando recapacito sobre este asunto, no puedo dejar de pensar si la búsqueda de la felicidad no nos hace apartarnos de lo que realmente nos la proporciona...
Ser multidimensional es precioso... a mi al menos me encanta. Me ha permitido ser camarero, tener una cafetería, policía, informático, integrador social, director de una gran multinacional, chef, guitarrista, etc, etc... pero, no puedo dejar de pensar si esta búsqueda incansable de la felicidad me impide apreciar y disfrutar de una tarde de sábado en el sofá sin más ambición que la de DISFRUTAR...
Me encanta el BLOG!! Sigue escribiendo.
Besos.
Publicar un comentario