martes, 21 de mayo de 2013

Viajo, viajo y en cada viaje me cuestiono.

Viajo, viajo y en cada viaje me cuestiono. Cada visión, cada experiencia es única, y sólo el que viaja con la mente abierta tiene la suya.

Una y otra vez, escuchas retumbar los mismos comentarios que sin querer empobrecen lo que has visto, tus experiencias y como te han hecho crecer. Pobreza, palabra que se repite una y otra vez cuando hablas de algo fuera de Europa, fuera de Madrileños por el mundo y sus estupendas casas donde viven todos los expatriados (que sacan en TVE claro, debe ser para animarnos a irnos, pero ese es otro tema). Por otro lado nuestro pensamiendo judeocristiano que todo lo convierte en iglesias, tumbas, vírgenes, por qués y dinero.

Y esto en España, por qué en ocasiones en el propio viaje te acompaña alguien que por alguna extraña razón se ha decidido a hacer 20 horas de avión disfrazado de "Dora Exploradora" y te tortura todo el camino con preguntas similares, con obsesión por repartir caramelos a los niños desfavorecidos (según ellos) ... es agotador.  Intentan saltarse las normas locales por que les parece absurdo descalzarse a la entrada de un templo. Y yo les digo ¿y no le parece absurdo a usted adorar a un señor lleno de sangre y heridas? ¡Pues no, eso lo ven tan normal! 

Son de una casta especial, si si casta, no pasta, son de la casta de los incansables. Hemos tenido la ocasión de tener esa incomoda compañia durante algún viaje,  lograron sacar lo peor de nosotros mismos a base de acribillarnos con preguntas absurdas sobre todo lo que veían, sobre la comida, las costumbres, los templos ¡todo era tonto y sin sentido para ellos!  Por supuesto carecian de empatia por que lo más absurdo de todo era su disfraz Coronel Tapioca en mitad de Nueva Delhi...

Pensar desde nuestra perspectiva, pensar que lo nuestro es lo "normal" y "correcto" nos hace vivir más fácilmente en nuestra comunidad, donde, como en cualquier cultura, compartir determinados ritos y símbolos nos hacen la vida más fácil... pero ¿y cuando salimos de nuestros entorno?

Nuestra visión y cultura no sirve para juzgar un rito de un Massai en Kenia, ni por que las mujeres Karen se ponen anillos en el cuello, ni por que se medita delante de Buda, ni por que la ropa es tan colorida y limpia si van descalzos en la India, ni por que se rapa la cabeza un monje budista...

Es necesario hacer un esfuerzo, un esfuerzo para salirnos de nuestro punto de vista y así apreciar lo que otras culturas hacen y al mismo tiempo cuestionar lo que nosotros hacemos. Sólo así podremos aprender de los demás, incorporar costumbres ajenas y hacedlas propias, y por que no, desprendernos de algunas muy propias pero no tan válidas.

Viajando uno se da cuenta que todo es relativo, cada costumbre, cada rito, cada forma de vivir no es más que la adaptación que un pueblo ha hecho para vivir lo mejor posible dentro de su entorno.

Os dejo un artículo de un blog que habla sobre algo parecido:
http://babiloniastravel.com/2013/04/03/reflexiones-antropologicas-para-el-viaje-de-la-vida/



Foto tomada en Jaisalmer, India, agosto de 2011

Viajar es descubrir que todo el mundo está equivocado acerca de otros países

Aldoux Huxley  en "Un  mundo feliz"

domingo, 19 de mayo de 2013

Relativismo cultural

Por que es necesario abrir la mente a los demás...

"El etnocentrismo es la creencia de que nuestras propias pautas de conducta son siempre naturales, buenas, hermosas o importantes, y que los extraños, por el hecho de actuar de manera diferente, viven según patrones salvajes, inhumanos, repugnantes o irracionales. Las personas intolerantes hacia las diferencias culturales, normalmente, ignoran el siguiente hecho. 
Si hubieran sido enculturados en el seno de otro grupo, todos estos estilos de vida supuestamente salvajes, inhumano, repugnantes e irracionales serían ahora los suyos. 
El desenmascaramiento de la falacia del etnocentrismo lleva a la tolerancia y curiosidad por las diferencias culturales. Una vez comprendido el enorme poder que la enculturación ejerce sobre toda conducta humana, ya no se puede despreciar racionalmente a aquellos que han sido enculturados según pautas y prácticas diferentes a las nuestras.
 
      Todos los antropólogos culturales son tolerantes y sienten curiosidad por las diferencias culturales. Algunos, no obstante, han ido más lejos y adoptado el punto de vista conocido como relativismo cultural, con arreglo al cual toda pauta cultural es, intrínsecamente, tan digna de respeto como las demás. Aunque el relativismo cultural es una manera científicamente aceptable de referirse a las diferencias culturales, no constituye la única actitud científicamente admisible. Como todo el mundo, los antropólogos también se forman juicios éticos sobre el valor de las diferentes clases de pautas culturales. No hay por qué considerar el canibalismo, la guerra, el sacrificio humano y la pobreza como logros culturales valiosos para llevar a cabo un estudio objetivo de estos fenómenos. Nada hay de malo en tratar de estudiar ciertas pautas culturales porque se desee cambiarlas. La objetividad científica no tiene su origen en la ausencia de prejuicios -todos somos parciales-, sino en tener cuidado de no permitir que los propios prejuicios influyan en el resultado del proceso de investigación."  

Harris, Marvin. "Introducción a la antropología general". Alianza editorial. Madrid, 1984. Pág. 125.