sábado, 30 de marzo de 2013

Estamos solos, sin excusas



«Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado a ser libre»

La primera vez que leí a Sartre debía tener 14 o 15 años y me impactó realmente. No estoy muy segura de haber sido capaz en ese momento de entender una sola palabra de lo que decía aquel libro de rimbombante nombre “El Existencialismo es un humanismo”. Fue Petra, nuestra profesora de filosofía y ética quien nos sugirió su lectura.



Creo que lo que realmente contactó conmigo fueron dos de sus pilares: la defensa a ultranza de la libertad individual y su brillante ateísmo. Ambas posiciones las sentía muy mías en ese momento adolescente, aún hoy siguen siendo parte de mi bagaje personal.



El existencialismo nace dentro de una situación social y cultural marcadas por las profundas crisis consecuencia de las dos guerras mundiales, la ruina y la muerte extendidas por todo el planeta. El horror y el odio alcanzaron su grado más alto. Y hoy muchos años después sumidos en una crisis de otro tipo, los valores de Sartre debería volver a ser parte de nuestra cultura.



En la época se originó una inmensa crisis de conciencia y de valores así como un pesimismo reinante ante el futuro incierto. El existencialismo representa un gran esfuerzo por recuperar los valores singulares de la persona frente al degradante proceso de despersonalización que llega a nuestros días. Nuestro futuro es incierto, muy incierto, y ante la inacción, Sartre proclamaba la continua acción y lucha.



No existe más ética que la de la situación, una ética concreta en la que la conciencia de libertad es el fundamento de los valores. La vida no tiene sentido antes de ser vivida, no se justifican por tanto las morales materiales teleológicas. Así Sartre criticará no solo la filosofía cristiana también a Kant y su imperativo categórico.



La religión ya había iniciado su desmoronamiento años antes con Nietzsche o Marx, Dios había dejado de ser el centro de la vida y la crisis espiritual se unía a la material (El gran llamado Partido de la Sospecha, Partido que ojalá nos gobernará hoy día). Y esto nos permitía liberarnos y ser libres, pero la libertad también nos exigía un grado de responsabilidad individual absoluta que abrumaba al ser humano. No existe una moral universal que tengamos que seguir, estamos perdidamente libres, debemos guiarnos por nuestros propios instintos, nuestros actos tendrán consecuencias, consecuencias de las que seremos nosotros los responsables.



Sartre hablaba de que lo que si podemos juzgar es la “mala fe” de alguien que excusa su responsabilidad bajo un falso determinismo. Aquellos que se apoyan en el tan manido “esto es lo que hay” “todos lo hicieron”, a aquellos Sartre les llamaría hombres de mala fe.


Los hombres de “buena fe” buscan en último lugar la libertad en cada uno de sus actos y por la tanto aceptan la profunda responsabilidad en cada acto.



El hombre creyente, dice Sartre, se pretende ahorrar la angustia de la reflexión sobre el mundo. Asume la existencia de un todopoderoso que nos trata con justicia y nos pone solo las prueba que podamos soportar ¡qué fácil! ¡qué inocente!. Así el creyente evita tener que buscar su propia moral, su propia verdad y se engaña así mismo aceptando unas normas impuestas por un supuesto Dios sin necesidad de plantearse si son correctas.



Sartre niega la existencia de Dios, pero quiere hacerlo de forma coherente y con todas sus consecuencias. El mismo dice al final del ensayo que “el existencialismo no es nada mas que un esfuerzo por sacar todas las consecuencias de una posición atea coherente”. Así el hombre debe encontrarse así mismo y dirigir su propia vida.



En la medida en que “Dios no existe” y no hay nada garantizado (ni trascendencia. Ni valores eternos, ni respeto humano)... «en consecuencia el hombre está abandonado porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. No encuentra ni siquiera excusas».



domingo, 24 de marzo de 2013

La sabia voz del vacío




El lama impartía enseñanzas a los monjes y novicios del monasterio.

Siguiendo la doctrina del Buda, ponía especial énfasis en captar la transitoriedad de todos los fenómenos, así como de aquietarse, retirarse de los pensamientos y, en meditación profunda, percibir en el glorioso vacío interior la voz de la mente iluminada. Mostraba métodos muy antiguos a sus discípulos para que pudieran apartarse del pensamiento y vaciar la mente de inútiles contenidos.

- "Vaciaos, vaciaos", exhortaba incansablemente a los discípulos. Así un día y otro día, con la misma insistencia que las aguas fluyen en el seno del río o el ocaso sigue al amanecer.

- "Vaciaos, vaciaos."

Tanto insistiera en ello, que algunos discípulos acudieron a visitar al maestro y le dijeron respetuosamente:

- "Venerable maestro, en absoluto ponemos en duda la validez de tus enseñanzas, pero..."

- "¿Pero?", preguntó el lama con una sonrisa en los labios.

- "¿Por qué pones tanto énfasis en que nos vaciemos? ¿Acaso, respetado maestro, no acentúas demasiado ese aspecto de la enseñanza?"

- "Me gusta que me cuestionéis", dijo el lama. "No quiero que aceptéis nada que no sea sometido al escrutinio de vuestra inteligencia primordial."

- "Ahora debo llevar a cabo sin demora mi práctica meditacional, pero solicito que todos vosotros os reunáis al anochecer conmigo en el santuario. Eso sí, queridos míos, quiero que cada uno de vosotros traiga consigo un vaso lleno de agua."

Los discípulos disimularon como pudieron su asombro e incluso alguno de ellos se vio obligado a sofocar la risa.

¿Será posible? O sea, que su maestro les pedía algo tan ridículo como que todos ellos fueran al santuario portando un vaso lleno de agua. ¿Se trataría de algún rito especial?

¿Sería una ofrenda que iban a hacer a alguna de las deidades? Fue transcurriendo el día con lenta seguridad.

Los discípulos no dejaban de conjeturar sobre la extraña solicitud del maestro.

Unos aventuraban si no se trataría de una ceremonia especial en honor de la misericordiosa Tara; otros pensaban que tal vez era que el lama les iba a hacer leer durante toda la noche las escrituras y que el agua era para evitar la excesiva sequedad de boca; otros confesaban no tener la menor idea del por qué de la insólita petición del lama.

El sol, anaranjado-oro, se comenzaba a ocultar tras los inmensos picos que se divisaban a lo lejos. Los discípulos tomaron cada uno de ellos un vaso y lo llenaron de agua. Luego, ansiosos por desvelar el misterio, fueron hasta el santuario y se presentaron ante el maestro.

- "Bueno chicos", dijo el maestro riendo con su excelente humor. "Ahora vais a hacer algo muy simple. Golpead los vasos con cualquier objeto."

- "Quiero escuchar el sonido, la música capaz de brotar de vuestros vasos."

Los discípulos golpearon los vasos. De los mismos no brotó más que un feo sonido sordo, desde luego nada musical.

Entonces el maestro ordenó:

- "Ahora, queridos míos, vaciad los vasos y repetid la operación."

Así lo hicieron los monjes. Vaciados los vasos, golpearon en ellos y surgió un sonido vivo, intenso, musical.

Los discípulos miraron al lama interrogantes. El lama esbozó una sonrisita amorosamente pícara y se limitó a decir:

- "Vaso lleno no suena; mente atiborrada no luce. Os deseo felices sueños."

Los discípulos, un poco avergonzados, comprendieron al momento.

Nunca habrían de olvidar aquello de "vaso lleno no suena".


domingo, 17 de marzo de 2013

El Silencio, por Amara Nogueira

El mar… Silencio.
Cenizas en mi mente, flotando, mezcladas con claveles… ardiendo.
Los rayos del sol, brillando, iluminan tus cenizas, los claveles, el mar… Silencio.
La espuma, blanca, bramando, desliza tus restos,
que van, poco a poco, desapareciendo.
    Mis lágrimas, cayendo, se pierden con el mar,
se evaporan  con el viento.
Mi piel, temblando, se pierde entre el dolor y el tiempo.
Y tiemblo. Me invade tu recuerdo… Silencio.
Las olas, fugaces, van arrastrando hacia adentro
mis claveles, tus cenizas… tus restos,
cada vez más lejos, hasta que dejo de verlos.
Me hundo en el agua, para que me lleve también a mí, tan adentro,
pero el mar me devuelve, violento.
Tú ya te has ido, sonriendo.
Yo… ya he vuelto de mi sueño.
Aquí sólo puedo pensar, dejar que me invada tu imagen, tu recuerdo.
Ya vuelve todo a la normalidad, ya se ha ido, contigo, mi tormento.
Vuelvo a ver el mar… Vuelvo a suspirar. Silencio.

Porque es una suerte encontrar a lo largo de la vida gente como Amara y que además se convierta en prima de elección, ¡mucho más!
Amara, no dejes de escribir.
http://amaranogueiraruiz.blogspot.com.es/

martes, 12 de marzo de 2013

Ana Cruz tiene una mirada especial


Ella era matrona, le encantaba su trabajo y en ocasiones me hablaba de la fotografía, su gran pasión. Poco a poco esta pasión fue tomando cada vez más importancia en su vida, hasta que se convirtió en una forma de vivir, trabajar y sobretodo ver a los demás desde detrás de un objetivo.Ahora nos presenta una ONG, almas especiales, donde fusiona junto a su marido, sus pasiones: la fotografía, los niños y su gran corazón por ayudar a los demás.

Conocí a Ana hace ya 7 u 8 años, las dos cursábamos a distancia la carrera de Humanidades, creo que por un motivo similar, queríamos saber más sobre las personas, acercarnos más a su interior, enlazar nuestra actividad profesional hacia algo más social. Conectamos rápido y entre café y café, examen y examen nos fuimos contando nuestras vidas y experiencias.


El proyecto me parece fundamental en nuestra sociedad, dar a conocer, poner rostro a niños y familias que tienen algunas enfermedades o problemáticas, retos que les hacen tener una vida especial.
Familias a las que en muchas ocasiones las instituciones olvidan, sacan de sus presupuestos anuales y les obligan a buscarse la vida para dar los mejor a sus hijos.
Ana Cruz nos describe así su objetivo:
Almas Especiales, una ONG para conocer la historia de niños diferentes con unas circunstancias especiales, para mostrar y compartir los valores de su vida. Una pequeña ONG con ganas de hacer cosas muy GRANDES...”
A quién va dirigido: 
A familias que tienen un bebé o niñ@ con una discapacidad, enfermedad o alteración. Familias con un Alma Especial.
¿Qué hacen? 
Damos a conocer los valores humanos asociados a sus vidas y sus historias mediante un reportaje fotográfico.
Puedes ponerte en contacto con nosotros a través de la web www.AlmasEspeciales.org

viernes, 8 de marzo de 2013

Genial Eduardo Galeano, hoy 8 de marzo

El siguiente texto, es una transcripción literal de uno de los cuentos relatados por Eduardo Galeano en su programa "La Vida Según Galeano"

"Si Eva hubiera escrito el génesis... ¿Cómo sería la primera noche de amor del género humano?. Eva hubiera puesto algunos puntos sobre las ies; quizá, digo yo, no sé, hubiera aclarado que ella no nació de ninguna costilla, que no conoció a ninguna serpiente, que no ofreció nunca ninguna manzana a nadie y que nadie le dijo que: "Parirás con dolor" y "Tu marido te dominará"... Y que todo eso, diría Eva, no son más que calumnias que Adán contó a la prensa"

 Feliz día de la mujer trabajadora.

martes, 5 de marzo de 2013

Nuestro encuentro con los chimpancés, por Helena Nueda

... Continuamos el paseo y a la vuelta nos encontramos con Javier:

-Nada chicos, el otro grupo de momento no vio ningún chimpancé; vayan yendo hacia la recepción a ver si les convenzo y salimos nosotros en un rato, sin tener que esperar a después de comer.

Al ratito de llegar a la recepción-cabaña, Javier nos dice que finalmente saldremos enseguida.
Pasamos a un saloncito en el que nos explican un poco las rutinas de los chimpancés, que a veces no se dejan ver,y bueno, directrices a seguir en la marcha; no separarse del grupo, no hablar alto...

Ya estamos dentro, a tan sólo unos metros del camino principal. La diferencia de temperatura es notoria, mucho más fresco; no hay camino, vamos avanzando con cuidado entre infinidad de plantas, ramas con formas imposibles que salen de las cortezas de árboles con troncos multiformes, líquenes, helechos gigantes, restos de frutos y... barro. La humedad es alta, pero al estar todo en sombra la sensación no es ni parecida a la subida a las cataratas de ayer.

El bosque parece sacado de un cuento de hadas y gnomos, en teoría hay que mirar hacia arriba, a las copas de los árboles para ver si encontramos chimpancés: pero yo al menos decido mirar dónde piso para no caerme.

Hay que tener cuidado con algunas raíces que están medio desenterradas, con líanas  que cuelgan de los árboles, pequeños arbustos y...¿qué es eso? De pronto me fijo en unas montañitas que hay en el suelo a cada poco, unas veces están de dos en dos, otras veces en más grupos o incluso solas. Parecen cacas puestas de pie...río silenciosamente mi discurrir y se las señalo a Abel que me mira con cara de "ni idea".

Continuamos avanzando detrás de nuestro guía, que de vez en cuando se para para hablar con los otros guías por el walkie.

Insisto al quedarme embobada mirando este lugar que te sobrecoge, es verdaderamente mágico...

"Bien!" pienso, más adelante veo al otro grupo miramdo hacia arriba; Anuka nos hace aspavientos señalando unas ramas, no veo nada, seguimos avanzando hacia ellos ahora más rápido; Mercé va delante, me aparta algunas ramas y yo se las aparto a Abel que viene detrás, doy un traspié y me sujeta antes de aterrizar, qué pato soy.

Por fin estamos todos juntos de nuevo, y ahora sí les veo: una cría de chimpancé nos mira desde arriba, entre las ramas asoma la carita mirándonos con curiosidad. La mamá está dos árboles más allá, sin perder detalle de lo que hace su pequeñín....

Baumann, la mirada sociológica, el mundo líquido, los viajes


Aceptar la variedad, aceptar que nuestra realidad es sólo parte de nuestro sentido común y no necesariamente de otros “sentidos comunes”, es el primer paso sin duda para moverse por el mundo bajo una mirada sociológica.

Esta mirada nos permitirá apreciar más lo que tenemos a nuestro alrededor, pero también nos permitirá cuestionarlo y criticarlo cuando sea necesario. Cuestionar siempre es necesario. Preguntarse el por qué de casi todo lo que nos rodea sin aceptar un “por que sí” es parte también de la mirada sociológica.

Bauman nos habla de un mundo líquido, un mundo inestable en continua evolución y cambio permanente donde no nos posible agarrarnos a nada pues ese algo puede que mañana haya desaparecido. Quizás resulte inquietante lo que nos dice, pero no está falto de realidad. Estar preparados es difícil pues no sabemos muy bien para que tenemos que estarlo. Moverse, fluir, aprender de todo, estar dispuesto a modificar cada vez que sea necesario, tener esa flexibilidad mental es necesaria si queremos ver la realidad desde un punto de vista diferente.

Cada vez que tengo la suerte de viajar lejos, procuro vestirme con esa mirada, una mirada tranquila, poco peleona. Intentar entender otras realidades, culturas y religiones me ayudan además a cuestionar las propias cuando vuelvo a casa.

Entender lo que de extraño hay en nosotros mismos y en nuestra cultura es básico para huir de los fundamentalismos, lamentablemente, tan de modo en nuestros días.


"el mundo no tiene que ser de la forma en que es, y que hay una alternativa a lo que actualmente parece ser tan natural, tan obvio, tan inevitable"

(Bauman y Tester: 2002, p. 23)

Algún otro articulo sobre Bauman:  http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article15555